4. Agua y Desertificación
Los bosques influyen decisivamente en la cantidad de agua disponible.
Los árboles se encargan de recoger el agua cuando llueve y regulan su flujo ralentizando la escorrentía. El suelo boscoso, a diferencia del terreno yermo, permite la infiltración del agua que llena los acuíferos de agua limpia y sana. Los árboles son los grandes activos del ciclo del agua. Con su traspiración aumentan los niveles de humedad en el aire lo que favorece el que llueva o nieve. En promedio, el 40% de las precipitaciones sobre la tierra se origina a partir de la evapotranspiración -nombre dado a este proceso-
Los bosques también nutren, fijan y protegen el suelo. Con sus raíces, estabilizan las laderas y colinas para evitar desprendimientos o corrimientos de tierras y las hojas de los árboles y la cubierta vegetal que se acumula en el suelo amortiguan el impacto de las lluvias. Además, la presencia de árboles en las riberas de los ríos estabiliza los márgenes y contiene posibles inundaciones.